experimento se realizó con la participación de 10 jóvenes con buena salud, alterándoles sus horarios de comida. Esto lo publica la revista Cell. La prueba duró 13 días y consistió en retrasar algunas comidas y examinar sus efectos en el cuerpo, concretamente en el sistema circadiano.
Primeramente se dio desayuno, almuerzo y comida, a intervalos de 5 horas y, una vez acostumbrados a este horario, se retrasó en 5 horas el desayuno y la comida 6 horas. Después de las comidas tardías se retrasaron los ritmos de glucosa plasmática, así como las sustancias del tejido adiposo.
La investigación permite concluir que el tiempo de la alimentación puede regular los relojes moleculares humanos y podrían sostener los cambios en la glucosa plasmática. Esto es importante conocerlo para los pacientes con trastornos del ritmo circadiano, los trabajadores por turnos y los viajeros que cruzan los meridianos suficientes para alterar sus metabolismos. Es muy importante la regularidad en las comidas.
Para muchos será importante más que comer a horas regulares, el comer a cualquier hora, dada la situación crítica a niveles económico y social de nuestros países.
