sábado, 27 de agosto de 2016

BENEFICIOS DEL VEGETARIANISMO



Las Sociedades Vegetarianas de Inglaterra y Estados Unidos consideran que una dieta vegetariana proporciona sólo beneficios a nuestro organismo. 

Por ejemplo, los vegetarianos tienen menos posibilidades de padecer enfermedades del corazón, así como hipertensión, obesidad, diabetes, cáncer, desórdenes intestinales, cálculos en el riñón y en la vesícula, e incluso osteoporosis.
Existen muchos estudios que prueban que la dieta vegetariana es perfectamente sana. Dickerson y Davies (1986) estudiaron a vegetarianos y no-vegetarianos, y hallaron que los que no comían carne iban menos al médico y que sus hospitalizaciones eran por tiempos más reducidos que los 'carnívoros'.

Reducir el consumo de grasas
La mayoría de las organizaciones que velan por la salud mundial aconsejan una alimentación baja en grasas y rica en fibra y vitaminas. La Organización Mundial de la Salud considera que es mucho más sano reducir el consumo de grasas y aumentar el consumo de frutas, verduras, cereales y legumbres. La mayoría de dietas para enfermos o las que recomiendan los médicos introducen casi todos los componentes de una alimentación vegetariana. Los ovo-lácteo-vegetarianos son aquellos que no eliminan los huevos y los lácteos de su dieta, y es de estos producos de donde obtienen grasas y proteínas. Sin embargo, una dieta con una elevada cantidad de productos lácteos muy grasos puede ser contraproducente. Los productos animales son la principal fuente de grasas saturadas en la dieta. Los vegetarianos suelen nutrir su cuerpo, proporcionalmente, con más grasas poliinsaturadas que saturadas, si los comparamos con los no-vegetarianos.

Los productos vegetales no sólo proporcionan hidratos de carbono complejos y fibras esenciales en una dieta sana. Además, algunos estudios consideran que los antioxidantes de fruta y verdura son fundamentales para proteger nuestro organismo de agresiones externas. La vitamina A en forma de beta caroteno, la vitamina C y la E son agentes protectores extraordinarios para nuestro cuerpo, y todas ellas se encuentran de forma abundante en los vegetales.



Las carencias de proteínas
Una de las opiniones más extendidas a cerca de las dietas vegetarianas es que una alimentación basada exclusivamente en productos vegetales supone prescindir de proteínas en el organismo, nutrientes que son fundamentales para la salud. Según expertos de la Sociedad Vegetariana de Estados Unidos, las proteínas no sólo se encuentra en los productos de origen animal.

Si bien es verdad que la fruta apenas tiene este elemento, la mayoría de las verduras, los guisantes, las judías verdes y los brotes proveen entre el 15 y el 45% de sus calorías en forma de proteína. La "soja no transgénica" es una excelente fuente proteica para los vegetarianos. De hecho, muchos expertos consideran que la proteína animal es simplemente un polímero de aminoácidos que los animales derivaron de las plantas que consumieron.Las proteínas, por tanto, están aseguradas en la dieta, a no ser que un vegetariano se alimente sólo de las frutas que contengan menos del 10% de proteína o de dulces, que no disponen de mucho valor nutritivo. Por otra parte, los aminoácidos, componentes de la proteína, también están presentes en verduras y féculas no refinadas. Estos alimentos incluyen los ocho aminoácidos esenciales.

Los productos vegetales más ricos en proteínas son las legumbres, los productos de soja y algunos frutos secos (el cacahuete, por ejemplo). Los ovo-lácteo-vegetarianos, además, obtienen estos elementos de la leche y los huevos. Según algunos datos estadísticos, la obsesión por las carencias de proteínas puede ser, en ocasiones, exagerada, ya que se calcula que en el mundo desarrollado se consume el doble de la proteína necesaria en una dieta equilibrada.



Grasas e hidratos de carbono
Agatha Thrash en "Nutrición para Vegetarianos" argumenta que en China la mayoría de la población consume sólo el 3% de las calorías en forma de grasa, y no se ven deficiencias de ácidos grasos. Las grasas tienen, por supuesto, su labor en la digestión: satisfacen el estómago, transportan las vitaminas A, D, E y K, y ofrecen sabor al paladar, entre otras. a dieta en los países desarrollados se sustenta muchas veces en la grasa. De ahí que la obesidad sea una de las enfermedades más extendidas en Occidente: el 33% de la población de Estados Unidos es obesa, una cifra que se reduce en el caso de los europeos (entre un 10 y un 20% de la población tiene sobrepeso). La dieta americana contiene un promedio del 40% de grasas, un índice muy alto si tenemos en cuenta que médicos y expertos en nutrición consideran que es suficiente con una ingesta entre el 10 y el 30%.

La mayoría de los vegetarianos no tienen problemas de sobrepeso, porque apenas ingieren grasas y colesterol. Sin embargo, no debemos olvidar que el exceso de grasas también puede proceder de aceites vegetales, que deben consumirse de forma moderada.Los hidratos de carbono constituyen una de las fuentes energéticas más importantes del organismo y las dietas vegetarianas suelen ser ricas en este elemento: las frutas, los cereales, legumbres, verduras y productos ricos en fécula, como la patata, el maíz y la calabaza. Aunque suelen ser rechazados, porque se cree que 'engordan', en realidad son imprescindibles y se queman fácilmente, mucho más rápido que las grasas.



Minerales, vitaminas y fibra
Sin duda, los alimentos más ricos en vitaminas, minerales y fibra son los vegetales, y casi todas las variedades de vitaminas pueden obtenerse de ellos.
Sin embargo, los vegetarianos tienen que proveerse de la vitamina B12, esencial para el sistema nervioso y todas las funciones de las células. Los que no comen ni huevos ni productos lácteos necesitan aportes extra, que se pueden obtener de alimentos reforzados con esta vitamina. Éstos son levaduras, leches de soja adicionadas y otros artículos que se compran en herbolarios y tiendas especializadas. También existen productos de farmacia con vitamina B12.
Los ácidos, la coagulación, los huesos, los músculos y los nervios son algunas de las partes de nuestro cuerpo que se benefician de la ingesta de minerales. El calcio es fundamental para el tejido óseo, así como para los dientes. No sólo la leche es una gran fuente de calcio, también la verdura de hoja verde oscura, la col, algunas algas y el brócoli pueden proveer al organismo de un aporte suficiente de este mineral.

El hierro está muy presente en la carne, pero también en algas, verduras y legumbres. Por su parte, las mejores fuentes de zinc provienen de las verduras del mar, la avena, las semillas de girasol, legumbres y los cereales integrales.

La carencia de fibra en la alimentación es otro de los problemas de las sociedades industrializadas, donde las dietas no suelen ser muy equilibradas. La ausencia de fibra en las comidas produce estreñimiento, cáncer de colon, varicosis y problemas en el sistema circulatorio y cardiovascular. Los cereales (los productos integrales sobre todo), frutas con piel y verduras son muy ricos en fibra y, generalmente, los vegetarianos no suelen tener carencias de este elemento.A pesar de todo, siempre es recomendable acudir al especialista  si se quiere realizar una dieta vegetariana, ya que nos dirá que alimentos necesitamos según las necesidades de nuestro organismo.

miércoles, 17 de agosto de 2016

LA ENFERMERA MÁS FAMOSA DE COLOMBIA

KATHERINE IBARGÜEN, la medallista de oro en Brasil 2.016.




La deportista, nacida el 12 de febrero de 1984 en Apartadó, una ciudad agroindustrial del departamento de Antioquia, voló en el Estadio Olímpico Luzhniki de la capital rusa para ganar el primer oro en unos mundiales para Colombia con un salto de 14,85 metros.


Ibargüen, que en los Juegos Olímpicos de Londres se colgó la medalla de plata en salto triple, compagina el deporte de alto rendimiento con el estudio de la enfermería, carrera en la que piensa hacer una maestría. 

Su grado de enfermería lo recibió el pasado 12 de junio de la Universidad Metropolitana de Puerto Rico a donde llegó en 2008 gracias a un beca deportiva que en su momento no alcanzó en su país.

Salir de Medellín, la capital de Antioquia, donde vivía hasta entonces, le cambió completamente la vida, porque fue en la isla caribeña donde conoció a su entrenador, el cubano Ubaldo Duany, quien le devolvió la confianza en sí misma que había perdido al no clasificarse para los Juegos Olímpicos de Pekín 2008.


Pero esta fue su semana de gloria en Brasil, colgándose el oro olímpico con un salto que sobrepasó los 15 metros, salto que ninguna de sus rivales pudo igualar.
Una larga carrera contra la pobreza. Un enorme salto contra la adversidad. Una fe gigantesca en su poder interior. Una capacidad infinita para sonreir a pesar de todo. Caterine Ibargüen Mena, la mujer que hoy viste de gloria al deporte colombiano, es la suma de todo eso y mucho más.
Lo que más impresiona en ella no son tanto sus récords deportivos, ni sus larguísimas piernas, ni su poderosa condición física. Lo que realmente impacta es el encanto que envuelven esos 180 centímetros de negrura pura; ese ‘duende’ que se le alborota minutos antes de cada salto, y que la convierte en la favorita de los asistentes a las tribunas, sin que ni siquiera haya comenzado la competencia: Caterine se ríe todo el tiempo. Con los labios y, sobre todo, con los ojos. Gesticula con los brazos, pide apoyo del público, se habla a sí misma, se grita lo que ya sabe: que tiene la fuerza necesaria, que es una campeona, que sus piernas son las de todo un país, que se merece el triunfo. Es en ese momento, antes de atacar la pista con su zancada de gacela indómita, cuando Caterine se empieza a ganar todas sus medallas.
¿De dónde sacó Caterine su ‘duende’? ¿De dónde la sonrisa y el empuje? ¿De dónde el aguante y esas ganas de llegar cada vez más lejos? De una fuente inagotable, propia del Tercer Mundo, que bien asimilada se convierte en el más poderoso combustible para la dura carrera que es vivir. Se llama carencia. Y carencia es la palabra que definió la infancia de Caterine Ibargüen en Apartadó, la tierra donde llegó al mundo el 12 de febrero de 1984.
Ahora tiene por delante el reto de la maestría en Enfermería. Esta mujer luchadora, de amplia sonrisa, que a punta de esfuerzos ha conquistado lo que se ha propuesto, no se intimidará ante esta nuevo reto. ¡Adelante Jefe Katherine, eres todo un ejemplo para nuestro país!

lunes, 8 de agosto de 2016

PROTEÍNAS ANIMALES versus PROTEÍNAS VEGETALES.

La soya se debe consumir moderadamente. Esto no quiere decir jamás que sea el peor alimento. Y menos comparado con la carne. Por ejemplo, pacientes con gota o con problemas de tiroides deben ser muy cautos con su consumo. Pero no tiene comparación con la carne. La carne enferma y causa numerosos problemas, que son minimizados por la industria cárnica y por quienes gustan de su consumo. Pero sí ponen el grito en el cielo cuando se habla de la soya.
Sabemos que la ingesta de proteínas es esencial para el ser humano, pues las mismas son las encargadas de formar y reparar tejidos (músculos, tendones, tejido conjuntivo, etc.) y adicionalmente participan y facilitan muchas funciones del organismo, el transporte de oxígeno, sostén del sistema inmunológico, aporte alternativo de energía, entre otras.
El déficit de proteínas puede ocasionar anemia, edemas, debilidad del sistema inmunológico, pérdida de masa muscular, problemas cardiovasculares, retraso en el crecimiento.

¿Cuánta proteína debemos ingerir diariamente?  Las opiniones son variadas y no hay consenso entre los especialistas, pero generalmente se estima que suele ser suficiente entre 0,8 y 1, 2gr de proteína por kilo de peso al día.
La OMS (Organización Mundial de la Salud) afirma en sus estudios que el mundo desarrollado consume más del doble de los requerimientos diarios necesarios en proteínas. Mientras, el Tercer Mundo sufre una carencia alarmante de proteínas.
Los vegetarianos no deben preocuparse por las consecuencias del déficit de proteínas si siguen una dieta equilibrada.
Las principales fuentes de proteínas vegetales son:
  •      Legumbres (lentejas, garbanzos, frijoles, etc.)
  •      Frutos secos (almendras, nueces, merey, pistacho, etc.)
  •      Semillas
  •      Quinoa
  •      La soya y sus derivados
  •      Cereales integrales
  •      El seitán o gluten
  •      Algas marinas
  •      Levadura de cerveza

Por otro lado, todas las verduras y hortalizas tienen, en mayor o menor grado, un porcentaje de proteínas de excelente calidad.
Las proteínas vegetales presentan numerosas ventajas frente a las proteínas de origen animal, entre las que podríamos mencionar:
  •      No contienen grasas saturadas ni colesterol.
  •      Contienen fibra.
  •      Son más fáciles de digerir y se eliminan mejor.
  •      En su digestión, no hay putrefacción como ocurre con la carne, sino fermentación.
  •      Son menos acidificantes.
  •      Nos aportan vitaminas, minerales e hidratos de carbono de asimilación lenta.
  •      Son más beneficiosas para nuestro Planeta.

Las proteínas vegetales, a diferencia de las de origen animal, son de bajo nivel biológico, esto significa que no contienen todos los aminoácidos esenciales. Las legumbres y los frutos secos carecen de metionina y los cereales y las semillas lo son en lisina. No obstante, como el aminoácido esencial deficiente suele ser distinto en los distintos vegetales, si estos alimentos se combinan con criterio, o si se consumen en cantidad suficiente y de forma variada, distribuidas en las comidas, el organismo se nutre con todos los aminoácidos esenciales que necesita para fabricar proteínas humanas.
Entre algunas de las patologías asociadas al exceso en el consumo de proteína animal tenemos:
Enfermedad Renal: Una dieta alta en proteína animal sobrecarga el trabajo de los riñones, que deben expulsar el nitrógeno extra a través de la orina.
Cáncer: Aunque la grasa es la sustancia dietética más a menudo considerada responsable de aumentar el riesgo del cáncer, la proteína también juega su papel. Las poblaciones que comen carne con regularidad poseen un riesgo superior de cáncer de colon, y los investigadores creen que influyen tanto la grasa, como la proteína, los agentes cancerígenos naturales y la ausencia de fibra de la carne.
Osteoporosis y Cálculos Renales: Las dietas ricas en proteína, especialmente proteína animal, provocan una excreción de calcio a través de la orina superior a lo normal y aumentan el riesgo de osteoporosis. Un exceso de proteínas puede ocasionar un exceso de fósforo lo cual disminuye la absorción del calcio. Podría ser una explicación a por qué hoy en día, pesar de tomar más leche y alimentos enriquecidos con calcio, la gente continúa sufriendo de problemas de descalcificación.
Enfermedades cardiovasculares: Las proteínas animales, suelen ir acompañadas de grasas saturadas las cuales, en exceso, aumentan el colesterol.
Obesidad: El aporte de grasa y calorías de la proteína animal favorece la obesidad.
Cansancio y cefaleas: El exceso de proteína animal sobrecarga el organismo, especialmente el hígado y los riñones, que deben eliminar las sustancias de desecho como son el amoníaco, la urea o el ácido úrico. El exceso de amoníaco puede provocar cansancio, cefaleas y náuseas.
El exceso de proteína animal, si además no va acompañado del consumo abundante de frutas y verduras, produce en nuestro organismo un Ph demasiado ácido y ello favorece la desmineralización, ya que el cuerpo intenta compensar aportando reservas alcalinas o básicas (calcio, magnesio, potasio).
Sabemos que los médicos, ante enfermedades cardiovasculares, renales y cáncer, aconsejan la disminución en el consumo de carnes, leche y quesos, y el aumento de frutas, hortalizas y oleaginosas en la dieta. Entonces, saca tus conclusiones.  Haz la prueba. Te recomiendo comenzar haciendo cambios graduales, no ingiriendo proteína animal una vez a la semana o disminuyendo las porciones poco a poco.  No tienes que hacer grandes sacrificios.
¡Experimenta y te sentirás mejor!

jueves, 4 de agosto de 2016

DESVENTAJAS DE CONSUMIR CARNE



LA CARNE OCASIONA DIABETES: Un elevado suministro de lipoácidos saturados puede llevar a una resistencia a la insulina y favorece la aparición de enfermedades producidas por el azúcar (diabetes melitus). Por lo general los productos animales contienen lipoácidos saturados.


LA CARNE OCASIONA OBESIDAD: Los lipoácidos saturados favorecen la obesidad. La obesidad es un factor de riesgo para enfermedades cardiovasculares, infarto de miocardio, ataques cardíacos, dificultades de riego sanguíneo, entre otras muchas más.


LA CARNE PERJUDICA A LOS HUESOS: Los productos cárnicos contienen una media de mayor cantidad de fósforo que de calcio. Una elevada proporción de calcio/fósforo tiene como consecuencia una mayor eliminación de calcio de los huesos. Tal como han demostrado algunos estudios, existe una relación estrecha entre una elevada absorción de fosfato con la alimentación y un mayor resgo de osteoporosis y fracturas óseas.


LA CARNE ES UN FACTOR DE RIESGO PARA EL CÁNCER: El NIH, la mayor institución mundial para la investigación médica, constató en 2001 un mayor riesgo de cáncer por el consumo de carne roja. Argentina y Uruguay pertenecen a los mayores consumidores de carne de vacuno del mundo, y al mismo tiempo se cuentan también entre los países de mayor cuota de cáncer de pecho y de intestino. De un estudio de la universidad de Minnesota que fue publicada en septiembre de 2002, se pone en relieve que el consumo de carne roja frita fomenta la aparición de cáncer de páncreas.


LA CARNE FOMENTA INFECCIONES Y DOLORES: Los productos animales contienen ácido aráquido, de lo que se forman substancias infecciosas. Estas substancias pueden conducir a la aparición de neurodermitis, infecciones del intestino delgado y grueso, asma, artritis, artrosis y reúma.


LA CARNE FAVORECE EL INFARTO CARDÍACO Y LA ARTERIOSCLEROSIS: Un elevado suministro de hierro, como el que lleva consigo el consumo de carne roja, es una peligrosa fuente para los radicales libres que perjudican los vasos sanguíneos. Especialmente en los hombres se eleva el riesgo de infarto cardíaco.


LA CARNE FOMENTA LAS DEPRESIONES: La carne tiene un efecto negativo sobre la psiquis. En un estudio de 1998 se demostró una aparición elevada de miedo y depresiones en los consumidores de carne, en comparación con los vegetarianos.


¿PERJUDICA LA CARNE A LA INTELIGENCIA?: Una alimentación rica en proteínas conduce a la subida de cortisol en el plasma sanguíneo y en la saliva. Un aumento crónico de la concentración de cortisol perjudica al hipotálamo, lo que conduce a un empeoramiento indudable de la memoria. Los consumidores de carne, según un estudio de la universidad Loma Linda de California, tienen también un riesgo doble de enfermedades demenciales.