SALUD
El marco dentro del que se
mueve todo en el capitalismo es el de la ganancia. Si se produce una camisa o
un tanque de guerra la prioridad no es la carencia que la sociedad tenga de
esos elementos sino cual de los dos ofrezca más dividendos al inversionista.
Dentro de este contexto, la salud es un negocio más y los pacientes quedan
reducidos a clientes, implicando esto una deshumanización de los mismos
procedimientos mèdicos. En Colombia es conocido el término del “paseo de la
muerte” para referirse a los pacientes que son remitidos de entidad en entidad
y que finalmente fallecen sin recibir atención oportuna. Aunque en realidad es
un derecho, la salud es recibida en forma de limosnas por parte del Estado,
cuando se recibe.
En realidad la salud pública
es un negocio que el Estado ha entregado paulatinamente a las grandes
corporaciones. Recursos con los que debería atenderse bien a los pacientes son
desviados en muchas ocasiones. Como resultado el paciente no es atendido o es
atendido a medias, incluso sin recibir la totalidad de los medicamentos porque “el gobierno no ha girado los
recursos”, que es la explicación más frecuente de entidades como las EPS’s en
nuestro país. Se ha demostrado por recientes investigaciones como Saludcoop ha
aumentado enormemente de tamaño, recursos e infraestructura, mientras cantidad
de reclamos por la mala atención a los pacientes son ignorados. Mediante
astucias legales demuestran que están “sujetos a la ley” con la complacencia
del gobierno, mientras que siguen desviando los recursos que le son girados
para atender a los pacientes y en vez de ello compran nuevos equipos e
instalaciones.
Quien quiera ser atendido y
pase por estos continuos contratiempos es empujado deliberadamente mediante
estas prácticas a la red privada de salud, que es objetivamente mucho más
costosa. El paciente deja de serlo para convertirse en cliente y las
gigantescas corporaciones de la salud analizan si atender a un paciente
determinado les es conveniente y rentable, desde un punto de vista
estrictamente económico. Decisiones de médicos y de Juntas médicas son
comprometidas bajo esta óptica y aquellos que se destacan en rechazar clientes
“inconvenientes” para su negocio de la salud son especialmente promovidos en
sus compañías incluso con el agravante de la muerte de quien requiera los servicios
que en muchas ocasiones niegan.
Investigaciones como un test
de cancer de mama y ovarios que patentó un laboratorio norteamericano (“Myriad
Genetics”) bajo el concepto de que la salud no es un bien común sino un negocio
de particulares, ha causado enorme daño a las investigaciones que otros han
llevado con los mismos genes patentados. Como resultado, han tenido que
clausurar sus investigaciones y se ha impedido el avance en materia médica con
respecto a ese tipo especial de cáncer. El afectado, el paciente. En el momento
de realizar sus propias investigaciones, la compañía Myriad tuvo que contar con
pacientes que colaboraron permitiendo el estudio y evolución de su enfermedad,
pero es perfectamente demostrable que en ese momento a ninguno de ellos se le
advirtió de manera clara que el resultado de aquellos trabajos concluiría en
una patente que se adueñaría de los resultados y tratamientos. Si alguna
compañía sacara al mercado un producto para ese tipo de cáncer basado en alguna
investigación de los genes patentados (BRCA 1), tendría por fuerza de ley que
compartir ganancias con Myriad Genetics.
El concepto es de una clara
violación al bien común, porque como compañía no pueden patentar unos genes que
han sido el resultado de la vida y de la evolución de las personas. Los mismos
enfermos los heredaron de sus madres y abuelos, demostrándose con esto que son
producto de una evolución de las condiciones genéticas. ¿Cómo puede una
compañía adueñarse de algo que no creó, de los genes, que llevan la esencia de
la vida misma?
En Canadá hay unas cuarenta
millones de personas sin seguridad social. Contrastando con el espíritu
mercantilista de las grandes corporaciones, algunas fundaciones hacen jornadas
gratuitas de atención de pacientes con un claro sentido humanitario.
Igualmente, en Brasil, bajo
la ley de emergencia nacional, se logró oponerse a la patente para el
tratamiento del SIDA con fármacos basados en retrovirus. La droga brasileña era
80% más barata que la patentada y la mortalidad bajó en un 50% gracias a la
distribución gratuita que el gobierno hizo. Estados Unidos cuestionó tal acción
del gobierno brasileño.
Millones de pobres en el
mundo siguen sin afiliación a la seguridad social porque no tienen capacidad de
cootizar al gigantesco sistema de salud capitalista, en el que la salud y la
enfermedad son estados a los que se puede llegar de acuerdo a los recursos que
cada quien tenga. Mediante desviación de recursos desatienden a millones de
individuos de carne y hueso, mientras que las corporaciones existentes crecen
patrimonialmente.
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