lunes, 23 de enero de 2017

EL BIEN COMÚN - Análisis del sector salud - DESARROLLO SOCIAL - Noticias de salud



SALUD

El marco dentro del que se mueve todo en el capitalismo es el de la ganancia. Si se produce una camisa o un tanque de guerra la prioridad no es la carencia que la sociedad tenga de esos elementos sino cual de los dos ofrezca más dividendos al inversionista. Dentro de este contexto, la salud es un negocio más y los pacientes quedan reducidos a clientes, implicando esto una deshumanización de los mismos procedimientos mèdicos. En Colombia es conocido el término del “paseo de la muerte” para referirse a los pacientes que son remitidos de entidad en entidad y que finalmente fallecen sin recibir atención oportuna. Aunque en realidad es un derecho, la salud es recibida en forma de limosnas por parte del Estado, cuando se recibe.

En realidad la salud pública es un negocio que el Estado ha entregado paulatinamente a las grandes corporaciones. Recursos con los que debería atenderse bien a los pacientes son desviados en muchas ocasiones. Como resultado el paciente no es atendido o es atendido a medias, incluso sin recibir la totalidad de los medicamentos  porque “el gobierno no ha girado los recursos”, que es la explicación más frecuente de entidades como las EPS’s en nuestro país. Se ha demostrado por recientes investigaciones como Saludcoop ha aumentado enormemente de tamaño, recursos e infraestructura, mientras cantidad de reclamos por la mala atención a los pacientes son ignorados. Mediante astucias legales demuestran que están “sujetos a la ley” con la complacencia del gobierno, mientras que siguen desviando los recursos que le son girados para atender a los pacientes y en vez de ello compran nuevos equipos e instalaciones.

Quien quiera ser atendido y pase por estos continuos contratiempos es empujado deliberadamente mediante estas prácticas a la red privada de salud, que es objetivamente mucho más costosa. El paciente deja de serlo para convertirse en cliente y las gigantescas corporaciones de la salud analizan si atender a un paciente determinado les es conveniente y rentable, desde un punto de vista estrictamente económico. Decisiones de médicos y de Juntas médicas son comprometidas bajo esta óptica y aquellos que se destacan en rechazar clientes “inconvenientes” para su negocio de la salud son especialmente promovidos en sus compañías incluso con el agravante de la muerte de quien requiera los servicios que en muchas ocasiones niegan.

Investigaciones como un test de cancer de mama y ovarios que patentó un laboratorio norteamericano (“Myriad Genetics”) bajo el concepto de que la salud no es un bien común sino un negocio de particulares, ha causado enorme daño a las investigaciones que otros han llevado con los mismos genes patentados. Como resultado, han tenido que clausurar sus investigaciones y se ha impedido el avance en materia médica con respecto a ese tipo especial de cáncer. El afectado, el paciente. En el momento de realizar sus propias investigaciones, la compañía Myriad tuvo que contar con pacientes que colaboraron permitiendo el estudio y evolución de su enfermedad, pero es perfectamente demostrable que en ese momento a ninguno de ellos se le advirtió de manera clara que el resultado de aquellos trabajos concluiría en una patente que se adueñaría de los resultados y tratamientos. Si alguna compañía sacara al mercado un producto para ese tipo de cáncer basado en alguna investigación de los genes patentados (BRCA 1), tendría por fuerza de ley que compartir ganancias con Myriad Genetics.

El concepto es de una clara violación al bien común, porque como compañía no pueden patentar unos genes que han sido el resultado de la vida y de la evolución de las personas. Los mismos enfermos los heredaron de sus madres y abuelos, demostrándose con esto que son producto de una evolución de las condiciones genéticas. ¿Cómo puede una compañía adueñarse de algo que no creó, de los genes, que llevan la esencia de la vida misma?

En Canadá hay unas cuarenta millones de personas sin seguridad social. Contrastando con el espíritu mercantilista de las grandes corporaciones, algunas fundaciones hacen jornadas gratuitas de atención de pacientes con un claro sentido humanitario.

Igualmente, en Brasil, bajo la ley de emergencia nacional, se logró oponerse a la patente para el tratamiento del SIDA con fármacos basados en retrovirus. La droga brasileña era 80% más barata que la patentada y la mortalidad bajó en un 50% gracias a la distribución gratuita que el gobierno hizo. Estados Unidos cuestionó tal acción del gobierno brasileño.

Millones de pobres en el mundo siguen sin afiliación a la seguridad social porque no tienen capacidad de cootizar al gigantesco sistema de salud capitalista, en el que la salud y la enfermedad son estados a los que se puede llegar de acuerdo a los recursos que cada quien tenga. Mediante desviación de recursos desatienden a millones de individuos de carne y hueso, mientras que las corporaciones existentes crecen patrimonialmente.

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